lunes, 3 de mayo de 2010

la estrategia leninista.

Siguiendo la Ponencia del Congreso del PSA de 1978, nos encontramos con la crítica a la estrategia leninista.
En primer lugar hay que observar en 2010 que el euro-comunismo, como estrategia de “tomar políticamente los aparatos ideológicos del Estado para construir un Estado Socialista a partir del Capitalismo Monopolista de Estado” ha fracasado y los partidos comunistas bien vuelven a estrategias leninistas, bien se han convertido en una especie de “socialdemocracia avanzada”. En este sentido no hay que perder de vista el renacimiento de la III Internacional por medio de la reorganización de la que fuese su estructura sindical: la Federación Sindical Mundial, donde participa LAB, “sindicato de referencia” para algunos en Aragón.
Lo que más llama la atención, si comparamos al leninismo con la social-democracia es la coincidencia en ambas estrategias en el carácter dirigente del partido. El sindicato, el colectivo ecologista, la asociación cultural o de vecinos, no son más que instrumentos de los militantes para aplicar la política del partido y desarrollar la propaganda allí donde no llega el partido por sí mismo. En la próxima entrega veremos que este dirigismo es lo que específicamente se rechaza por el socialismo autogestionario.
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Estrategia del comunismo leninista.
Pasa por la dictadura del proletariado. En la revolución de octubre de 1917, Lenin se vio ante la dificultad de establecer un régimen socialista en una sociedad de mayoría campesina y de estructuras prácticamente feudales. El ocaso de las potencias extranjeras, la necesidad de crear una infraestructura económica industrial y la carencia de una base obrera suficientemente numerosa, hicieron que Lenin optara por una dictadura del proletariado sin proletariado. En estas circunstancias, la socialización de los medios de producción se convirtió en estatalización. Lo que tendría dos consecuencias: 1) El capitalismo de Estado, y 2) El vanguardismo del Partido Comunista y su consiguiente burocratización. Y así los trabajadores cambiaron de amo, pero Rusia llegó a ser una gran potencia.
Lo que pudo justificarse como táctica apropiada en circunstancias difíciles como las de Rusia, fue elevado a la categoría de principio estratégico indiscutible por la III Internacional. Pero esto no convenció a todos. Togliati (sic) afirmó que cada partido comunista debería buscar su propia estrategia y que “no tenemos que pasar por el purgatorio soviético para llegar al paraíso comunista”.
En esta misma línea de revisión parece moverse el euro-comunismo al renunciar a la dictadura del proletariado.

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