martes, 29 de noviembre de 2011

El Euro, la Globalización y el Manifiesto Comunista



Entre los euroescépticos, da igual que sean de izquierdas que de derechas, cunde la idea de que estamos ante el fin del Euro y la vuelta a las vieja monedas nacionales. Sinembargo, el proceso de acumulación del Capitalismo, por medio de su clase dominante (la burguesía, lo que hoy se denomina, impersonalmente, "los mercados") lleva más de doscientos años imparable.
Lo dijeron K. Marx y F. Engels en el Manifiesto Comunista, en 1848, en sus primeras páginas (en la edición que reproduzco, de la Editorial Alba, está en las 56 y 57 porque contiene, antes, todos los prólogos que ambos autores hicieron para las diversas ediciones):
"Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera", dicen. Marx y Engels estaban describiendo los procesos de reunificación alemán e italiano, pero bien podrían estar describiendo el proceso de unidad europea.
La unificación económica, dirigida por la burguesía, precede a la unificación política. Esta crisis que padecemos puede acabar en desastre y volver a las viejas rivalidades nacionales, con sus monedas, que no son más que la expresión económica de la independencia económica (dos guerras mundiales nos costaron en el siglo veinte) o triunfar y que la Unión Europea sea también una unidad política, que haya un Gobierno Europeo que embride al Banco Central Europeo, que el Capitalismo siga su curso natural. Yo preferiría que, una vez más, Marx y Engels acertasen.
Leed el Manifiesto Comunista, quitaros vuestros prejuicios y anteojeras ideológicas y aprenderéis.
Ahi os dejo el escaneo de dos páginas que describen lo que hoy llamamos globalización.

martes, 15 de noviembre de 2011

Abstención? Leed a Pestaña!



La Confederación General del Trabajo (CGT), la organización sindical en la que estoy afiliado desde hace 20 años, ha decidido hacer campaña por la "abstención activa y consciente". Para ello en nuestro periódico mensual Rojo y Negro se han venido publicando varios artículos explicando la posición.
Es preciso aclarar que, como todas las campañas de la CGT, la posición de la Organización no obliga a los afiliados: cada uno puede mantener su opinión personal y actuar en consecuencia.
Yo soy contrario a la "abstención activa y consciente", siguiendo una corriente de pensamiento libertario que no es novedosa y que se referencia en la figura histórica de Ángel Pestaña , destacado militante confederal desde la fundación de la CNT, miembro del llamado Grupo de los Treinta y fundador del Partido Sindicalista en 1934.
El argumentario en favor de la abstención activa y consciente se fundamenta, según lo he entendido, en dos bases:
- La afirmación de que la participación en las instituciones no contribuye al cambio "sustancial" de la sociedad.
- La necesidad de articular una alternativa social externa al capitalismo y al estado que sea autosuficiente y que por tanto no precise de la participación de la clase obrera en la política, pues todas sus necesidades se verían satisfechas en esa sociedad paralela.
Ambos argumentos son muy endebles.
En cuanto al primero, no hay más que comparar la situación de la clase obrera de aquellos años 30 con la de hoy para darse cuenta del cambio en nuestras condiciones materiales de existencia. Si repasamos las reivindicaciones de la CNT en los años 30, veremos que están cubiertas en buena medida: prestaciones y subsidios de desempleo, vacaciones, seguro de jubilación, escuela y sanidad públicas gratuitas y universales ... los casos de hambre en nuestro país son anecdóticos, incluso en la actual situación de crisis, y van más unidos a situación de exclusión provocada por adicciones a drogas, que a otra cosa. La clase obrera no se encuentra en situación de exclusión social como en los años 30.
Ocultar el hecho de que todos estos logros de los últimos 100 años se han conseguido gracias a la participación institucional de la clase obrera, negar que estos cambios sean profundos, significa falta de realismo.
La construcción de una sociedad alternativa al capitalismo es una utopía que podía ser plausible precisamente cuando la clase obrera estaba excluida del conjunto de la sociedad, pero hoy no es factible. De hecho, no hay nada material construido en ese sentido, la última experiencia sistemática fueron aquellas comunas hippis que acabaron como acabaron; los squads y edificios ocupados no son una alternativa más allá de las actividades culturales que se realicen allí o como vivienda provisional para los jóvenes okupas.
Es lógico que la CGT no haya impulsado nada en ese sentido: ¿Cómo iba a hacerlo una organización cuya principal actividad sindical se centra en grandes centros de trabajo? ¿Cómo los obreros de la Opel o de RENFE, de Telefónica o el Ayto. de Zaragoza van a plantearse vivir fuera del capitalismo?
Los obreros formamos parte de la sociedad capitalista y por medio de nuestra lucha sindical hemos conseguido que se nos vea reconocido nuestro derecho a vernos integrados en la sociedad y la política. Ello ha dado lugar al Estado del Bienestar que, también los anarcosindicalistas, estamos defendiendo en las tribunas, en los tajos y en la calle.
Sin embargo, hay un argumento que contribuye a entender esta campaña abstencionista de la CGT: la tendencia de los partidos de izquierda a "vanguardizar" los movimientos: manipularlos en su beneficio. Conforme la CGT va creciendo, esas tendencias "vanguardistas" se van acentuando. Significativamente, los dos candidatos de CHA-IU al Congreso (tanto el de uno como el de otro partido) son afiliados de la CGT. Y en la CGT hay una comprensible desconfianza hacia ello.
Ya lo expresó aquel Manifiesto del Partido Sindicalista en 1934:
"El Sindicato, dentro del Régimen Capitalista, ha de ser el organismo que agrupe a todo los trabajadores por su condición de tales, manteniéndose alejados de toda influencia partidista. Sea ésta cual sea. Ni ayer, ni hoy, ni mañana, queremos una organización sindical sometida a tutelaje, ni tutela política ni tutela partidista. Defendemos pues la independencia sindical frente a todos los partidos."
Pero un poco más abajo recordaba y advertía aquel Manifiesto:
"... rompimos dolorosamente con individuos que habían sido compañeros nuestros de organización, porque ciegos o equivocados, imponían a la organización sindical y a la clase trabajadora, en nombre de un anarquismo que sin duda desconocían, tácticas que costaron vidas, sangre, sacrificios y deshonor." Se refería a los Montseny, Durruti, Ascaso y demás "héroes anarquistas" que habían llamado a la revolución social en 1933, provocando el conocido descalabro. Faltaban un par de años para el levantamiento militar, la revolución y la subsiguiente guerra civil.
Yo, como confederal, sólo espero que este llamado a la "abstención activa y consciente" no signifique el inicio de alguna de esas tácticas que ya denunció Pestaña en su día.
Por cierto, Pestaña murió en 1938, readmitido en la CNT, no como Joaquín Ascaso, faísta y presidente del Consejo de Aragón, que fue expulsado de la CNT por corrupción económica (de forma bastante anómala, por cierto). Recordar por si acaso que el Secretario General del Consejo de Aragón, Benito Pavón, había sido abogado de la CNT en Zaragoza y diputado del Partido Sindicalista en el Frente Popular, y no fue expulsado de la CNT.
Otro día expondré qué entendía Pestaña por ser un revolucionario.