jueves, 13 de mayo de 2010

Socialismo de autogestión. Estrategia política




PSA. 1978. Nuestra estrategia.
Recordando la experiencia de la Comuna de París y apartándose por igual del comunismo leninista y de la social-democracia, se anuncia hoy como tercera fase del movimiento revolucionario el socialismo de autogestión. Su importancia y su fuerza son considerables, a juzgar por la oposición que levanta no sólo de parte de los patronos, sino también de los dirigentes políticos de los partidos centralistas.
La autogestión es una descentralización del poder y una socialización en profundidad, lo cual coincide con la verdadera democracia. La autogestión significa que los trabajadores, al disponer de los medios de producción, son dueños de su trabajo; significa que los ciudadanos recuperan el poder y deciden en aquello que les concierne, significa que la cultura la hace el pueblo y que los hombres se desarrollan libremente. Pero la novedad del socialismo de autogestión no descansa en esta utopía, sino en el convencimiento de que el presente configura el futuro y que el único camino hacia la sociedad autogestionada es una lucha autogestionada por las clases populares y trabajadoras:
“Si deseamos instaurar una sociedad socialista autogestionaria es necesario que nuestra acción esté marcada por este signo. De esta manera no caeremos en una acción centralizada y dirigida por una vanguardia como línea estratégica fundamental, sino que impulsaremos la creación de fuerzas favorables a la instauración de una sociedad descentralizada y democrática” (Diez puntos básicos de Reconstrucción Socialista).
El socialismo de autogestión no supone en ningún momento la supresión de las libertades democráticas y los derechos del hombre, sino su continuación, ampliación y profundización. Aunque estamos convencidos de que la verdadera democracia sólo es posible en una sociedad socialista, pensamos que sólo podemos llegar a ella mediante una estrategia de autogestión; es decir, que sólo un proceso de transformación social sostenido y elaborado por el pueblo, profundizando y realizando las libertades formales y ampliando sucesivamente los derechos individuales y colectivos del hombre, puede llevarnos a una sociedad verdaderamente socialista y democrática. Pues los hombres y los pueblos no pueden crecer para una mayor libertad si no son puestos en libertad, y sólo pueden aprender a gobernarse a sí mismos si deciden y controlan sus propias luchas.

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