miércoles, 23 de septiembre de 2009

Unidad del Soberanismo!



Hacia la unidad de los soberanistas aragoneses.
En 1986, unos cuantos nacionalistas de izquierda aragoneses fundamos UA-CHA, en realidad debería decirse que la refundamos, pues reivindicábamos explícitamente la herencia de los nacionalistas aragoneses de los años 20 que habían fundado la Unión Aragonesista.
Este hecho, significó la fundación del primer partido político nacionalista aragonés digno de tal nombre, o sea, que agrupaba a un número significativo de militantes que pagaban una cuota mensual y disponía de sede. En 1987 nos presentamos a las elecciones municipales y autonómicas y obtuvimos más de 6.000 votos, lo que significó el 1%. Hasta entonces, el nacionalismo aragonés era completamente invisible y sólo algunos militantes se reunían –nos reuníamos- en grupúsculos que coincidíamos en la conmemoración del 20 de diciembre.
La fundación de de UA-CHA (desde 1991, CHA) significó el final de la invisibilidad porque agrupó en torno a la idea del nacionalismo de izquierdas a militantes que anteriormente estábamos dispersos. Sin embargo, a pesar del intento de los sectores más nacionalistas, CHA fue moderando su discurso, y a pesar de los esfuerzos en contra de buena parte de su militancia, CHA se trocó efectivamente de partido nacionalista en partido “aragonesista”, término ambiguo que permitió la entrada de los federalistas españoles; o sea, no de nacionalistas que aceptaban la federación en España como solución temporal o transitoria, sino de españolistas que, considerando que efectivamente Aragón es parte indivisible de España, el Reino de España puede “federalizarse” (UPyD plantea algo similar: aviso para navegantes).
En 2003, CHA decidió aceptar una coalición con el PSOE para la que debía renunciar a cuestiones fundamentales del Programa Político (la Expo en Ranillas no era la menos importante); el Bernalismo sabía que no tenía la mayoría para dar ese salto ideológico y para ello inició una estrategia de eliminación de las ideas más “radicales”: La marginación, que había comenzado ya mucho antes, del nacionalismo, se hizo más agresiva y dura, culminando en exclusiones sistemáticas cuando no expulsiones directas o indirectas, apoyada por el silencio de la mayoría de la afiliación, a veces por ignorancia otras por planteamientos muy particulares o de carácter local, casi siempre por ambas.
CHA dejó de ser así la unidad de “todos los aragonesistas”. Muchos de los nacionalistas aragoneses que militábamos en CHA, dejamos de hacerlo. Esto es, muchos de los partidarios de la soberanía de Aragón (de quienes consideramos que la única forma de sostener un desarrollo duradero para los aragoneses así como de evitar que el etnocidio al que estamos sometidos se consume, es la formación de un Poder Constituyente del Pueblo Aragonés) acabamos fuera de CHA. Pero otros muchos no se fueron, siguen creyendo que la CHA es reformable. De hecho, el estado de opinión de que hay que “hacer algo fuera de CHA” sólo tiene un peso significativo en Zaragoza, en el resto del país es testimonial en algún caso, y casi siempre inexistente. Fuera de la “macrourbe almendrona”, los nacionalistas aragoneses prefieren la unidad dentro de la CHA que la desunión fuera: visto lo visto, es comprensible.
Porque otro hecho que contribuye además al desánimo de nuestra gente es la división del soberanismo: tres micro-partidos están compuestos mayoritariamente por exmilitantes de CHA: Estau Aragonés, Tierra Aragonesa y Puyalón, con propuestas diversas y estrategias que van convergiendo poco a poco (EA y TA) o son abiertamente divergentes (Puyalón). Además, en CHA se encuentra organizada Cucha y País como corriente de opinión soberanista. El panorama no está, precisamente, para echar cohetes; aunque tampoco para rendirse, por supuesto.
Lo que está claro es que CHA ya no representa a los nacionalistas aragoneses, sus propuestas no tienen como horizonte la recuperación de la soberanía, tan sólo algunas promesas vagas de reforma del Estado Español en dirección federal que al final quedan reducidas a las rituales demandas de más autonomía y a las tristes quejas de “lo centralista” que es el PSOE, a quien por otro lado se añora como socio. Esto es regionalismo, regionalismo contrario a la soberanía, el viejo “regionalismo excluyente”, postfranquista, de Gómez de las Roces: ¿aquí era donde nos quería llevar Bernal en 1986 cuando lo elegimos Secretario General de UA-CHA?
Pero eso ya lo barruntábamos hace 6 años. Lo que hace especialmente inasumible esta situación es la desunión del resto de grupos que dicen, decimos, trabajar por la recuperación de la soberanía para el Pueblo Aragonés. Es absolutamente imposible conseguir algo desde la desunión. Debemos ser capaces de organizar una coalición o plataforma electoral conjunta, o acuerdo electoral de algún tipo de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2011.
El modelo de “partido único” del nacionalismo ha mostrado sus limitaciones y está superado, cumplió su función, pero ya no sirve. La alternativa debe ser la coalición o similar.
Por todo ello, nosotros, las gentes de la Colla Republicana del Rabal hacemos un llamamiento a todos los nacionalistas aragoneses a que se integren en alguno de estos grupos (Estau Aragonés, Tierra Aragonesa, Puyalón o Cucha y País), sin olvidar que nosotros, como independentistas y socialistas, lo estamos en Estado Aragonés. Y así mismo hacemos un llamamiento a esos grupos para que, manteniendo cada uno su personalidad política e ideológica, planteen estrategias de colaboración política, sobre todo a nivel electoral de cara a 2011.
En especial animamos a Estau Aragonés y Tierra Aragonesa a que continúen y profundicen la experiencia de RSE, y al resto a que se unan a esa iniciativa. Consideramos que la unidad de los nacionalistas aragoneses es el camino de la recuperación de la soberanía del Pueblo Aragonés; ya hemos comenzado a recorrerlo, para unirse a nosotros, sólo hay que querer hacerlo.
Colla Republicana del Rabal
14 de Setiembre de 2009 (El Rabal de Zaragoza. Aragón)

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